viernes, 17 de julio de 2015

Niños sobreestimulados: niños sin asombro.

“Con tanta estimulación, tanta invasión de ruidos ajenos, ahogamos el asombro necesario para que el niño y luego el adolescente puedan interiorizar los aprendizajes, profundizar en los conocimientos, escuchar, acoger, estar atentos a las necesidades ajenas, mirar a los ojos, pensar en las consecuencias de sus acciones, discernir, ponderar, reflexionar sobre el sentido de lo que se hace…Para dar marcha atrás , este niño o este adolescente debe reencontrarse con el silencio.”
Catherine L’Ecuyer (Educar en el asombro)

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